Sorprendida, Ariadna estaba por ayudar a Néstor a levantarse cuando el niño también se arrodilló. Detrás de ellos, el jefe de los aldeanos y los demás también lo hicieron. Sin saber cómo responder el enorme gesto, Ariadna les rogó que se pusieran de pie.
—Ariadna, nunca vamos a poder agradecerte lo suficiente por lo que has hecho por nosotros. Es lo menos que podemos hacer —explicó el jefe de los aldeanos haciéndole una reverencia.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread