Catorce mil ochocientos. No eran diez mil, sino que eran casi quince mil. No obstante, la noche anterior, cuando Josefa lo molestó para que le pidiera dinero a Hipólito, la respuesta del hombre fue un rechazo despectivo y severo; y lo único que le pidió fue el salario del mes.
«¿Cómo es posible que pueda gastar quince mil en flores, pero no pueda pagar mi salario?».
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