—Vamos, vamos. Pasen —Melina los invitó con una sonrisa. Cuando vio al hombre que estaba detrás de su marido, lo saludó con respeto—: Encantada de verlo de nuevo, Su Alteza Real.
Arón no pudo apartar los ojos de Ariadna en cuanto la vio de pie junto a Melina. Estaba tan concentrado en ella que era como si intentara recuperar el tiempo perdido mirándola todo lo que podía, pero Valentín frunció el ceño al notar su comportamiento hacia su mujer. «Tengo que hablar con Ariadna más tarde. Es hora de decirle a Arón que es su hermana y poner fin a esta obsesión suya».
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