Sandra, Bautista y los empleados de Ariadna se quedaron en ese pueblo; era una aldea pequeña, por lo que la llegada de extraños llamaba la atención de los aldeanos. Siempre que su empleado se dirigía allí, se disfrazaba de empresario para ocultar su identidad; en cuanto se encontraron, Bautista comenzó a parlotear.
—Jefa, las carreteras de esa aldea están llenas de baches y están desniveladas; además, hay edificios que se derrumban de vez en cuando. Muchos aldeanos no se atreven a quedarse dentro de sus casas, así que construyen sus tiendas de campaña al aire libre; las estructuras de esas casas definitivamente matarán a alguien en el futuro.
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