Cintia hizo su mayor esfuerzo para reprimir sus emociones. Sin embargo, no pudo evitar esbozar una sonrisa resplandeciente.
Por otro lado, Ariadna no respondió, ni tampoco pidió un motivo. Todo lo que hizo fue estudiar la expresión de Hipólito, la cual era muy escalofriante. «Parece que ha tomado una decisión». Sabía muy bien que todo lo que hiciera sería en vano incluso aunque de verdad se arrodillara. Como tal, no había necesidad de ir a tales extremos. «Tal vez, dejar la residencia Sandoval también sea una buena opción. Al menos no voy a tener que seguir fingiendo. Ahora puedo centrar mi atención en preparar los planes contra Hipólito».
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