El interior del establo estaba tan oscuro que Ariadna no podía ver nada. Sin embargo, podía escuchar algo que provenía del interior y sonaba como una persona tratando de gritar estando amordazada. Ariadna abrió los ojos en un instante cuando por fin se dio cuenta de cuál era la sorpresa. Por la expresión de ella, Valentín ya podía percibir que Ariadna sabía cuáles eran las sorpresas.
—Entonces, ¿qué piensas?
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