—Detente. —La interrumpió Ariadna—. Lo ayudé una vez y me devolvió el favor, así que ahora estamos a mano. Solo hay una relación de negocios entre nosotros, así que no lo malinterpretes ni digas cosas como estas otra vez.
Iris cerró la boca de manera sensata. Rara vez Ariadna le hablaba con tanta dureza, así que era evidente que estaba enfadada.
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