Capítulo 169 La droga prohibida
Después de tirar el hacha, Soledad salió del patio. Cargada de remordimiento, Cintia fue tras ella para disculparse.
—Lo siento, Sole. No fue mi intención. Aunque fueras insolente, no debí haberte golpeado. Dime, ¿la tía Luisa te ha hablado mal de mí?
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