Valentín la vio irse y luego se fue a las gradas de la audiencia. «¡Debo tener fe en ella!».
Mientras tanto, Donato había regresado a la sala y enseguida se apresuró hacia los bastidores, pero era demasiado tarde. Estaba a mitad de camino cuando escuchó el anuncio del presentador y vio que las cortinas del escenario se abrían; se detuvo y levantó la mirada hacia el escenario. «Si Ariadna hace el ridículo, puedo usar esta excusa para deshacerme de ella. Ahora que lo pienso, no estaría mal».
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