Desde la primera vez que se vieron en Distrito Jade, Valentín había tenido ganas de golpearlo, pero se abstuvo de hacerlo por el bien de Ariadna. Sin embargo, esa vez, no iba a renunciar tan fácilmente a la oportunidad que tenía.
Valentín se inclinó hacia atrás, fuera del alcance del puño del otro hombre cuando estuvo a centímetros de su mandíbula. Al mismo tiempo, agarró a Arón por el cuello de la camisa y le dio unos cuantos golpes en el rostro antes de dejarlo caer como en seco. Con el pulgar, Arón se limpió la sangre de los labios agrietados y miró a Valentín con un odio profundo. Cerró las manos en forma de puño y volvió a atacarlo.
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