—¡No! —Ariadna los detuvo con rapidez antes de que se arrodillaran ante ella—. Dije que esto es parte de un intercambio. Ya que los ayudé, también deberán aceptar lo que yo les pida.
—Por favor, pide lo que sea. Mientras esté dentro de nuestras posibilidades, lo haremos sin dudarlo —asintió Agustina.
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