Una hora después, las líneas onduladas verdes se convirtieron en dos líneas rectas paralelas. Lo más sorprendente del brazo biónico de alta tecnología era que no se necesitaba realizar una cirugía y que se conectaba por sí mismo a los nervios que había bajo la piel. En otras palabras, una vez que estuviera conectado, Borja podría controlarlo con su cerebro.
Ariadna cerró el portátil y dio una palmada.
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