El código del brazo biónico era complicado y propenso a cometer errores, pero Ariadna había escrito el código del marcapasos robótico. Por lo tanto, era fácil escribir uno para el brazo biónico controlado por las ondas cerebrales. Podría mejorarlo si le sobrara tiempo y hacer que sus movimientos fueran más suaves, pero, como no faltaba mucho para mostrarlo, esa primera versión serviría.
Mientras Ariadna se ocupaba del código, sirvieron los ravioles. La salsa ya estaba preparada, así que Valentín solo tuvo que acompañar al asistente con la bandeja hasta la sala. Susana y sus amigas ya habían jugado dos rondas de póquer.
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