«Los niños son muy pequeños, ¿y quieres darles píldoras para dormir porque están llorando?». Como Ariadna se vio obligada a ocultar su enojo, no pudo disiparlo y, en cambio, miró a Mauro.
—¿Hay algún lugar aquí donde podamos llevarlos a jugar? No llorarían si quedaran exhaustos. Por otro lado, las píldoras para dormir dañan la salud y sería imposible hacer los experimentos.
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