Ante la actitud protectora de Ariadna, Diego sintió una punzada en el pecho. «No le he hecho nada a Valentín. ¿De verdad necesita hacer eso? Oh... Me duele el corazón». A pesar de lo que pensaba, no se atrevió a decir nada al respecto ya que, después de todo, acababan de reencontrarse.
—Está bien. Podré hablar mejor con él si me siento allí. —Valentín sonrió y le revolvió el cabello a Ariadna, pero, sin saberlo, su forma de actuar solo hizo que Diego se sintiera aún más nervioso.
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