Ariadna actuaba como si no estuviera al tanto de que Cintia la estaba por denunciar con la policía. Enseguida, un policía estacionado en el aeropuerto llegó junto con el equipo médico, entonces, Ariadna aprovechó la oportunidad, se acercó a Soledad y la tomó del brazo cuando estaba desprevenida. Soledad rugió de dolor una vez más, empujó a Ariadna y gritó:
—¡Madre! Lo hizo de nuevo.
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