Tras ver aquello, Pablo se encontró en un dilema y, a pesar de que se le antojaban las comidas típicas de Distrito Jade, no quería entretener a su secuestrador. Entonces miró a Ariadna con impotencia mientras esperaba que ella lo ayudara a resolver ese asunto, pero, en respuesta, ella se encogió de hombros mientras le devolvía la mirada. Intentaba decirle que no podía hacer nada al respecto. En realidad, Ariadna sabía que Arón solo estaba jugando con Pablo. «Si quiere entablar una relación con él, es mejor que empiece ahora».
—¡No te estoy ignorando!
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