Yeimi lo amaba demasiado, pero a él le había gustado Ariadna en el pasado y por eso se ponía celosa con facilidad y se enfadaba con ella. Aunque Donato le había aclarado que ya no le gustaba, a Yeimi la seguía enojando la situación. «¿Quién sabe si me está diciendo la verdad? No soy adivina, así que no puedo leer su mente». Temía que volviera a tener sentimientos por ella, así que decidió alejarlo a propósito.
—Cariño, por favor, llévame con mi hermano.
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