Por supuesto que Jorge lo había escuchado. No solo él, sino también todos en el lugar y los espectadores lo escucharon alto y claro, aunque César no haya usado el micrófono.
Todos quedaron en silencio. Todos aquellos que estaban del lado de Jorge agacharon la cabeza por la vergüenza, querían con todas sus fuerzas hacer un agujero y enterrarse.
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