—De haber sabido que cometería esos errores, ¡habría sido más estricta con ella desde que era pequeña! —lamentó Cintia.
—No deberías culparte, tía Cintia —respondió Ariadna—. Después de todo, solo es tu hija adoptiva. Por lo que he escuchado, los adoptados suelen tener problemas de personalidad. Si resulta mucho problema, siempre podemos desconocerla, ¿no?
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