Cuando Camerón recibió la orden, condujo a las tropas del ejército al lugar que le había indicado Arón. Mientras tanto, Celeste, la reina, se quedó estupefacta al escuchar el plan de su hijo.
—¿Cómo se enteró tan rápido de que esa persona estaba allí? —La expresión de Nancy se tornó sombría. Mientras miraba a Mónica, pronunció—: Date prisa y llámalos. Diles que se vayan enseguida porque ni siquiera yo podré salvarlos si los encuentran.
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