—¿No tienes apetito? ¿Por qué comiste tan poco? —le preguntó Andrea preocupada.
—Por lo general, no tengo apetito por la mañana así que no puedo comer mucho. —Ariadna le sonrió y desvió su mirada hacia donde estaba Arón. — ¿Empiezo a dar clases hoy?
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