—Ariadna, en realidad… —Justo cuando Julián estaba por confesar sus sentimientos, Ariadna se soltó del agarre y lo interrumpió.
—Gracias por defenderme, Julián, sin embargo, las cosas no son lo que parecen. Hay un par de malentendidos. Estoy muy agradecida por tu ayuda, pero ya puedes irte.
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