El segundo objeto se vendió rápido por un valor de cien mil y, de inmediato, mostraron el tercero.
Por la breve presentación de Marcos, el objeto era un collar ámbar azul, obra de un diseñador de joyas que también era exalumno de la Universidad de Distrito Jade. Lo había fabricado a partir de la savia de un árbol y forjado por el calor y la presión de la tierra durante decenas de millones de años. Los ámbares normales eran bastante preciosos, eran translúcidos y emitían un resplandor tenue. La mística y belleza del collar de ámbar azul en el escenario hacían que otras joyas pasaran desapercibidas. Sin tener en cuenta el valor de la gema, la complejidad del trabajo realizado en el dije daba evidencia de que se trataba de una obra maestra que sería lo más destacado de la noche. Dentro del ámbar azul, había un pétalo de rosa negra.
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