—Eh, ¿qué demonios estás haciendo? —murmuró Cecilia, pero Violeta solo ejerció más presión para cerrarle la boca.
Con la otra mano, Violeta la agarró por la cintura para evitar que la siguiera humillando. Sin embargo, ya era demasiado tarde; el resto de la clase preparatoria, incluso Tamara, habían empezado a hablar entre ellos.
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