Los ojos de Valentín se pusieron oscuros como una noche sinfín, pero pronto recuperaron su aspecto de siempre. «Parece que los Graciani se empeñan en que los adore».
—No pasa anda —respondió en voz baja—. Diles que no estaré libre por la noche, así que será mejor que almorcemos mañana. También pregúntale al presidente de Grupo Yáñez si está libre para reunirse conmigo en Zapanto.
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