Cintia había perdido el contacto con el mundo exterior durante casi una semana, estaba sentada en su habitación de una forma sombría, con la mirada completamente perdida. Cuando vio que Lara le llevó el medicamento, hizo un poco de esfuerzo y se lo tomó de un trago; el ama de llaves estaba a punto de sacar el tazón cuando la mujer la agarró de la muñeca.
—S-señora —preguntó Lara con culpa—. ¿Necesita algo más?
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