Cuando Donato se dio cuenta de que estaba mirando de nuevo a Ariadna, sintió un poco de enojo.
A mitad de su clase hubo una interrupción. Se dio vuelta y vio que dos estudiantes estaban entrando a la clase. La mirada afligida de sus rostros pálidos hacía pensar que acababan de vivir algo aterrador. Donato frunció las cejas, disgustado por la tardanza.
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