En ese momento, las miradas de los médicos, que antes reflejaban un gran respeto por ella, demostraban un poco de desprecio.
Ayudar a los heridos y a los enfermos se suponía que era su trabajo como médica. Sin embargo, estaba pidiéndole dinero a un paciente que acababa de despertarse. Estaba manchando su reputación ya que no importaba lo buenas que fueran sus habilidades médicas; no eran suficientes como para cubrir algo así.
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