Valentín se puso rígido de la sorpresa al instante, sonrió de forma infantil al mismo tiempo que se le entrecerraban los ojos. Ariadna lo miró fijo sin querer ya que su sonrisa podía derretir un iceberg y su amorosa mirada hizo que se le acelerara el corazón.
—Y-yo… —tartamudeó—. No lo malinterpretes, me preocupo por ti como amiga, eso es todo.
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