Después de todo, hasta Cintia tenía el veinte por ciento de las acciones de la empresa. Si eso sucedía también con Ariadna, tendría la misma cantidad de acciones que ella, por lo que Hipólito se mostró reacio, después de todo, ella se casaría y se iría de la casa; no obstante, las acciones de su esposa aún le pertenecerían a él.
De repente, Valentín habló con una voz indiferente mientras Hipólito seguía vacilando:
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