—Por supuesto, señor —respondió Violeta con una dulce sonrisa.
Luego, se dirigió al escenario con gracia y tocó algunas notas para probar la afinación del piano. En cuanto sus dedos tocaron las teclas, se dio cuenta de que el piano era de mala calidad; nunca, en su vida, había tocado en un piano de tan barato.
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