Ariadna se cubrió el pecho con un brazo antes de bajarse de la cama. Después de ponerse algo de ropa, se volvió hacia el hombre que forcejeaba y se burló para sus adentros.
«Subestimas a las mujeres, ¿no es así? ¿Aún piensas que las mujeres son indefensas y que puedes intimidarlas a tu antojo? ¡Sigue soñando!».
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