Ariadna todavía estaba absorta en sus pensamientos cuando Hipólito se apresuró para decirle:
—Sol, me tengo que ir a la oficina por un momento. Casi me olvido de que hay una reunión de accionistas esta noche. Necesito que te encargues de todo aquí, pero no creo que nadie venga. Ah, y recuerda cuidar bien de Valentín. Asegúrate de que tenga todo lo que necesite, ¿sí?
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