La razón era que ni siquiera Héctor había descubierto la solución contra ella, por lo que, usarla contra Ariadna era exagerado. Sin embargo, dado que ya había iniciado la secuencia, era demasiado tarde para dar marcha atrás. Lo único que podía hacer era continuar con la maniobra Libernia de forma agónica.
Al principio del juego, Ariadna no pareció sospechar nada; sin embargo, al cabo de un minuto, un movimiento de Celeste le resultó familiar.
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