Ariadna se volteó inconscientemente a mirarlo y se encontró con que solo tenía una toalla envuelta alrededor de la parte inferior del cuerpo, no había nada que cubriera su musculosa figura. Una gota de agua se deslizó por sus abdominales tonificados y cayó sobre la toalla. Ariadna se sonrojó enseguida, apartó la mirada con culpa y preguntó:
—¿Por qué no llevas nada puesto?
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