Capítulo 55 Él puede consentir a quien quiera
Tras jadear, Matías se desabrochó el cinturón mientras hablaba, luego inmovilizó a Cintia boca abajo. Para entonces, ella sintió como si su cuerpo se hubiera derretido, no podía apartarlo; de todos modos, ella no quería hacerlo. Aunque Hipólito era un hombre dominante, se quedaba quieto y no mostraba emoción cuando intimaban; ella solo podía fingir que disfrutaba siempre, solo Matías podría satisfacerla.
«Olvídate de Ariadna primero, hablaremos de ella más tarde». Luego ella misma se quitó la ropa interior. Después del acto, los dos quedaron cubiertos de sudor, el ambiente sofocante acaparó el aire de la habitación y, mientras él encendía un cigarrillo, suspiró de satisfacción.
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