—Arrojarlos... —Antes de que la sirvienta pudiera terminar su frase, la mirada aterradora de Abigail hizo que no dijera nada de lo que iba decir—. Haré que alguien lo haga de inmediato —dijo y se apresuró a irse.
Tenía miedo porque era la primera vez que la veía con una mirada tan amenazante, ya que siempre había sido gentil y amable.
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