Cuando los guardias entraron y vieron el atuendo de Ana, no sabían a dónde mirar. Algunos de ellos incluso comenzaron a excitarse con solo mirarla.
«Siempre supe que la señorita Ana es una belleza, pero nunca me imaginé que no fuera solo deslumbrante, sino que también tuviera una gran figura. Si alguna vez me acuesto con ella…». Mientras pensaba en eso, el guardia enseguida juntó las piernas, por miedo de que alguien se diera cuenta de la situación incómoda.
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