—¿Quién diablos es usted, doctora Morales? ¿Cómo sabía que se estaba ocultando la noticia de la muerte de su majestad?
A pesar de que Ariadna había salvado a su padre una vez, Laureano no pudo evitar dudar de ella. Entonces, recordó las noticias que había recibido más temprano ese día. «¿Puede ser realmente una espía de Distrito Jade, tal como dijo el secretario?». Al pensar eso, al hombre se le ensombreció la mirada mientras la miraba fijo.
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