—Sol, solo estoy preocupada por ti y por Valentín, pero si el deber los llama, no les impediré que vayan. —La miró y continuó—: Pero quiero que tú y Valentín se cuiden mucho, y por favor, estén atentos. Ustedes dos son mis hijos, así que me sentiría desolada si le ocurriera algo malo a alguno.
Ariadna se sintió conmovida por sus palabras.
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