Una semana pasó en un abrir y cerrar de ojos y Lisa estaba lista para que le dieran el alta del hospital, ya que estaba recuperada, excepto que tenía poca movilidad en el brazo izquierdo; no obstante, el resto de su cuerpo estaba bien. Mateo estaba complacido de ver tanta mejoría.
—Todo esto es gracias a la doctora de Distrito Jade, madre —le explicó con suavidad mientras sostenía sus manos.
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