Sin embargo, su inseguridad fue efímera. «Es la primera vez que alguien se atreve a hablarme así. ¡Qué arrogante!». La reina estaba a punto de explotar de furia mientras la señalaba con un dedo que le temblaba.
—Pequeña zorr* arrogante. ¿Quién te crees que eres para hablarme así?
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