El país estaba completamente aislado del mundo. Ningún extranjero podía entrar, y eso significaba que la policía no podía comunicarse con los funcionarios de Turlén. Eso, a su vez, significaba que no podían ayudar a Ariadna, así que ambos policías se sintieron incómodos.
Si la policía se escabullía en Turlén, un simple secuestro se convertiría en una guerra política internacional, y aquellos con malas intenciones podrían aprovecharse de la situación.
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