El dueño de La Flor estaba en un dilema. Las canciones de Los Miserables fueron solicitadas por Jápeto y sus acompañantes. No sabía si iba a ofenderlos si les pedía a los cantantes que interpretaran la canción que Nataniel había solicitado.
César, que había permanecido en silencio detrás de Nataniel, se acercó al dueño de La Flor y le puso en la mano un grueso fajo de billetes.
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