El Servicio Secreto estuvo en movimiento durante los siguientes días, pero no hubo ninguna noticia que informar. Nataniel era consciente de que el silencio de la radio significaba que la situación era grave. Personas como Cicerón y Edgar debían ser sancionadas de manera severa. Y estas cosas estaban bajo la jurisdicción del Servicio Secreto, así que no tenía por qué molestarse.
En los días siguientes, se dedicó básicamente a pasar el tiempo con su mujer y su hija, haciendo vida de ocio.
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