Pronto, la Brigada Hidra, la Brigada Tigre y la Brigada Rosa, compuestas por treinta mil guerreros, llegaron a la Plaza de la Catedral de la Curia.
―¡Atención! ¡Saluden! ―Al resonar la fuerte y poderosa orden de César, los soldados saludaron uno tras otro. Por desgracia, sus movimientos no eran uniformes. Sus acciones estaban lejos de ser pulcras.
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