A pesar de que Nataniel había salvado a Camelia y Morse sin esfuerzo, sabía que no era el final. Sin romper su paso, se dirigió con constancia hacia Néstor.
Habiendo sido testigo de la increíble hazaña de fuerza de Nataniel, Néstor se puso solemne. «Apenas sudó para derrotar a nuestros guerreros hombres lobo de élite. ¡No es un hombre común!».
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