Ya se había puesto el sol cuando Nataniel llegó al Palacio Platino con Penélope y se reencontró con Ana en el vestíbulo. La última celebraba un gran banquete para agasajarlos con un grupo de miembros de la familia real encabezados por Florian. Sin embargo, pudieron percibir que Ana, Florian y los demás parecían tener algo bajo la manga. Estaba claro que estaban montando un espectáculo con el llamado gran festín.
A mitad del banquete, Ana, sentada a la cabecera de la mesa, le lanzó una mirada a Nataniel, que ocupaba el asiento reservado al invitado más importante. Levantó su copa de vino, sonrió y dijo:
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