Al día siguiente, la tormenta se había disipado para dar paso a un día luminoso y soleado. La flota ya había llegado de vuelta al Sur.
De vuelta a tierra, Nataniel condujo discreto a César y a la Élite 8 fuera del cuartel general de la marina y se dirigió de nuevo a Ciudad Fortaleza. Por fin, Nataniel estaba en casa. Pero, para su sorpresa, no había nadie. Llamó a su suegra, Leandra, y se enteró por ella de que Peni y Carmen trabajaban. Mientras tanto, Benson había acompañado a Reyna al colegio.
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